La Sonrisa: Puerta del Corazón



Un día cierto ermitaño salió de su retiro en la montaña con un extraño mensaje diciendo a cada uno que encontraba: ¿Posees tú sonrisa? Cuando se le preguntaba por qué no hablaba de Clemencia, Compasión, Amor, Devoción y otros rasgos fundamentales de la vida virtuosa, respondió: Tan sólo la sonrisa no debe ser olvidada: el resto vendrá. El ermitaño tenía razón. 

¿Cómo podremos volvernos hacia el amor si no existe morada para él? La sonrisa es la puerta del santuario del corazón. Si la actitud de nuestra sonrisa está cargada de energía positiva, de amor, de amistad, de benevolencia y de belleza, del corazón sale disparada una ardiente saeta que traspasa las barreras psicológicas de las personas con las que estamos en relación, haciendo estallar en la intimidad de su ser cascadas de felicidad y agradecimiento.

Entonces, se puede esperar lo mejor de estas personas, recibiendo su parte, las bendiciones de la amistad, el apoyo, la colaboración, la comprensión y el afecto. Los corazones están unidos y colaboran juntos ahora. Pero si lo que sale de nuestra sonrisa es un conjunto de emociones fingidas, y en la mente únicamente son mantenidas expectativas egocéntricas de un beneficio a corto plazo, (la sonrisa del mentiroso, del estafador o del político), donde no se tiene la intención de dar nada y sí se espera recibirlo todo, la actitud es negativa, el corazón se bloquea y, entonces nuestras palabras y actos no conmoverán el corazón del prójimo, surgiendo en este un estado de rechazo y desconfianza, levantando en consecuencia una barrera psicológica ante lo que se siente como engaño, amenaza o agresión.

Los corazones están así bloqueados y desconectados, y de este tipo de relación sólo se puede esperar incomprensión, el desastre y el dolor. Sonreír es dar una oportunidad para la cooperación, y cooperar es despertar lo mejor de cada hombre en lo íntimo de su corazón. Y éste ejército reclutado de virtudes y cualidades constituye la mejor herramienta para cambiar y mejorar el mundo.

Sonreír es dar una oportunidad para la cooperación, y cooperar es despertar lo mejor de cada hombre en lo íntimo de su corazón.

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