Reemplazando: El Miedo

Somos una especie en proceso de aprendizaje y búsqueda espiritual. A medida que avanzamos en nuestro crecimiento, presenciamos mayor cuestionamiento sobre cuál es nuestra misión. Podemos decir con certeza y conversando en forma general, que nuestra misión básica radica en el "AMOR" y en el aprender a dar ya también a recibir.

Debemos aprender esto de manera responsable y con armonía; sin embargo podría tomarnos toda una vida para comprenderlo. Uno de los enemigos mayores para lograr aprender a amar, dar y recibir es el miedo, quien se interpone en nuestra misión; creando un negativismo entendible a nivel humano, pero inaceptable a nivel espiritual debido a que impide nuestro crecimiento.

El temor no es un sentimiento creado por Dios, temer es el arma del mundo de nuestra creación; este sentimiento destruye, hunde y controla. Y qué es el control sino un abuso de pasión. Cuando se tiene fortaleza, coraje y entereza no hay nada que provoque el resquebrajamiento del ser. Pensando y actuando con el alma, no hay de qué temer, ella no engaña ni miente a la razón y mucho menos al corazón.

El temor, es un sentimiento que controla al hombre limitándolo, es por ello que hay quienes lo utilizan como arma letal para lograr dominar nuestro libre albedrío. Si debido al temor no caminamos, no existirá avance en nuestras vidas, si no arriesgamos, cómo hemos de llegar? Que no te domine el miedo, ni te turbe la mansillación del hombre ajeno.

Hay que recordar que esto no pertenece a nuestro mundo espiritual, por lo tanto no existe. Cuanto más andes, más se abrirán los caminos, y obedeciendo al corazón de los instintos firme debemos pisar, todo lo que te rodea, todo está a tu esfera, encontrando el camino adecuado y verdadero llegarás sin titubear.

Llenando los caminos y nuestras vidas de armonía y amor, impedimentos y frustraciones se borrarán a nuestro paso. Recuerda: tan solo existen en nuestra mente, somos nosotros mismos los que creamos y obedecemos a sentimientos falsos. Aprende a pensar con el alma, y verás derribarse las murallas del temor.

Vivián Ungar, Miotonóloga

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