Las etiquetas de la vida


Hoy comienzo por narrarles la historia de Daniel, si de Daniel, un niño que desde antes de nacer, le fue colocado una etiqueta de niño tremendo, porque todo “Daniel” o “Daniela” es por ley social un ser de muchas tremenduras, cosa más lejana desde mi punto de vista, es tan solo una etiqueta colocada en algún momento y que por seguir dicha pauta social decidimos tildarlo de tremendo, y como ser juicioso, Daniel y Daniela asumierón desde su inconsciente que así debía ser, es la orden que recibe desde mucho antes de nacer. Como Daniel hay otras personas, que a medida que van creciendo los vamos etiquetando inconscientemente.

Cuando llegamos a la etapa de estudiar y por alguna razón algo nos cuesta comprender, de una, nos dicen flojos, a veces con palabras más drástica como bruto, torpe entre otras etiquetas, sin medir en ningún momento que formamos personas que sienten, que asumen y absorben todo el entorno que los envuelven, como padres creadores y formadores de esos niños etiquetados, seguimos inconscientemente el juego social: Y así, nos preparan para ser alguien, Alguien… ¿Cómo? desde mi percepción limitado por etiquetas.

Llegamos a la adolescencia con una carga considerable de etiquetas, allí Daniel revienta en rebeldía, rebeldía considerada por los grandes maestros de la psicología muy propia de la edad, justificada por el entorno inmediato: padres divorciados, sin padres ufff una serie de “justificaciones” utilizadas muchas veces para justificar la rebeldía: desde mi punto de vista, es un producto social que nace de las etiquetas.

La sociedad, nosotros producto de ella, hemos permitido y aceptado algunas etiquetas sociales. Fíjense Daniel creció pensando lo terrible que es. Como Daniel, hay personas cuyas etiquetas sociales los han transformado en seres que no son, pues no se identifican y van dando tumbos por la vida, buscando su esencia, que difícil se ha convertido vivir y convivir con tantas etiquetas, y así, hemos creado sociedades, países etiquetados, vivimos entre flojos, ladrones corruptos, que día a día se multiplican, seguimos un juego social. Donde nadie nos pidió permiso para participar en el, jugamos, no porque así lo decimos, sino por así nos obligaron mucho antes de nacer.

En otros aspectos, observemos este pequeño detalle, poco a poco nos han inculcado la desintegración, lo que por ley divida esta integrado; pues formamos parte de un todo, coloquemos tan solo un ejemplo: cuando hablamos de profesiones, estudios, observen como todo se a transformado, ahora no se es médico integral, de cabecera, hay que especializarse por áreas, la etiqueta de la especialización es palpable en todas las áreas ahora, si no, no sirves para el cargo, cuando en el fondo tenemos capacidades más que suficientes para atender integralmente a una persona. Sólo que esa capacidad está adormecida. Igual pasa con los maestros los llevan a especializarse en ciertas áreas, señores!! Ahora para educar o curar a otros, se debe ser especialistas en alguna área específica, por eso hoy ya ni curamos ni formamos completamente, todo queda a medias, pues olvidamos en algún momento que somos seres integrados. y como tal, debemos ser atendidos.

Muchas de las etiquetas sociales, se vienen arrastrando desde mucho antes de nacer, es que tú no puedes, no estás preparado en esa área, o lo que es peor no tienes capacidad para abordar todo lo que encierra el conocimiento de la medicina o la docencia, y me pregunto y ¿por qué no? Quien me lo dice. Que manera tan sutil e inteligente de etiquetarnos, y limitarnos y me pregunto ¿porqué?

Si les digo, todos sin distingo tenemos el poder de HACER, y SER lo que decidamos en nuestras vidas, me lo creen? Tenemos el PODER de llegar mucho más allá, no hay limitaciones tenemos capacidades innatas. Para ello debemos eliminar etiquetas.

Si Daniel antes de nacer, fue etiquetado como tremendo, y Pedro fue amordazado desde niño, ¿qué esperamos de ellos?

Si vamos al colectivo, cuantas veces escuchamos sobre el venezolano lo siguiente: Daniel como venezolano es flojo, cómodo y un sin fin de calificativos, señores! Son etiquetas… observen el entorno inmediato, el venezolano madruga más allá de lo normal para cumplir compromisos, hemos permitido contagiamos con esa nube oscura que solo permite ver lo malo, más no lo bueno que podemos SER y HACER. Y pregunto: ¿Con qué fin?

Todos tenemos dones. Nos dejamos manipular con ciertas realidades creadas, las más triviales: viste mal y es negro, entonces es un delincuente, el que no está a la moda o no posee un buen rostro no está apto para el cargo, recibimos a diario múltiples etiquetas sociales. Etiquetas que llevan a transferir nuestro poder a otros.

Todo esto, a la larga nos hace ver que somos seres inferiores, temerosos, sin valores, y poco a poco nos desvalorizamos y ocultamos de manera inconsciente nuestros más preciados dones. El DON de ser quienes somos. Seres hermosos con capacidades suficientes para llegar a SER lo que queramos SER, pues tenemos el PODER innato para lograrlo, despierta! aprendamos a utilizarlos, eliminemos las etiquetas sociales, familiares, y avancemos a SER mejores de lo que hasta ahora hemos sido.



Y tú ¿qué piensas?


...MEBA...




2 comentarios:

  1. Meba te escribo desde Peru y por cosas de la vida llegue a tu blog el cual llego en un momento bastante importante para mi, donde buscaba reencontrar mi confianza en mi para lograr un objetivo que estuve trabajando bastante tiempo.
    Este ultimo cuento que leo me parece perfecto es como aquella frase que lei hace unos dias,"Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo." F. Nietzsche.
    A esto le agregaria que ese privilegio se logra en el trabajo por ser quien uno quiere ser

    Sofia

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  2. Hola Sofia, un placer encontrarte en estos caminos universales, recuerda siempre quien Eres, Eres tu mayor tesoro. Un abrazo
    MEBA

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