Desidentificarme


https://youtu.be/6TQ2cOdeoDQ




En cuanto metes tu “yo”... ¡se desencadenan los problemas! “Dios me concedió el don de desidentificarme de mí misma y de poder ver las cosas desde fuera” -dijo Santa Teresa.

Vivir desidentificados es vivir sin apegos, deconectados del ego, que es el que genera egoísmo, deseo y celos. Por su causa, llegan a nuestra vida todos los conflictos.

Otra de las cosas que nos causa conflictos es creer que estamos en posesión de la verdad. Cada religión cree tener el monopolio la verdad, ser la única, la exclusiva. Lo que sucede es que les causa temor reconocer que hay algo de verdad en cada una y en todas ellas.

Si viviéramos desidentificados de nuestras creencias, no nos preocuparíamos por lo que tengan de acertado o por las grandes fallas que contengan. Las creencias pueden cambiar. Lo esencial es que descubramos lo que hay dentro de nosotros, pues eso es lo que nos impulsa a buscar la verdad; porque, en última estancia, la verdad es de todos.

Necesitamos despertar. Y despertar significa que tenemos que darnos cuenta de que no somos lo que creemos ser. Esto es: necesitamos desidentificarnos. Y, ¿Cómo se consigue esto? Pues reflexionando sobre quién es el responsable de nuestras tribulaciones, ¿La forma en que estamos programados o todo lo que es exterior a nosotros?

El día que seamos capaces de ver las cosas como son y de llamar a los objetos y a los fenómenos por su propio nombre, ese día comenzaremos a ver con cierta claridad.

No es que las acciones sean malas o sean buenas, todo depende de la madurez y de la cordura del que las realiza y del criterio de quien las observa.

Del libro “Autoliberación Interior”, por Anthony de Mello.



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