El Reino del Bien y del Mal Hace mucho tiempo, allá en tierras desconocidas, existían dos reinos. Estaban separados por un río. Uno era el reino del mal, y en él vivía un malvado rey, un rey que todo lo que tocaba quedaba destruido. Un rey que por donde pisaba, no volvía a salir la hierba. En el reino del mal no salía nunca el sol, todo eran tinieblas, oscuridad, frío. Los árboles no tenían hojas, y la niebla cubría siempre el campo. La gente había huido y los pocos que quedaban se escondían en sus casas y no salían casi nunca por miedo.
Mientras, al otro lado del río se encontraba el reino del bien. Un reino en el que todo era paz, hermoso, el sol brillaba todos los días, todo era verde y los pájaros cantaban desde el amanecer hasta el final del día sin parar. La gente del reino disfrutaba paseando por el campo y amaban mucho a su rey. Casi todos los días celebraban una fiesta y todo era alegría y felicidad. Ambos reyes tenían hijos. El rey del mal tenía un hijo varón, el rey del bien una hermosa hija. El hijo del rey del mal era malvado como su padre, egoísta, siempre estaba tirando piedras a los pobres pájaros y animales que se atrevían a pasar por su reino. Sin embargo tenía la cualidad de ser un niño muy hermoso y guapo. La hija del rey del bien era todo amor y candor. Cuidaba a los animales y todo el mundo la quería. Además era una chica muy bonita y todos se enamoraban de ella.
Destaquemos ahora este Proverbio chino:Un día el hijo del rey estaba sentado a la orilla del río, observando el otro lado cuando vio venir a la hija del rey. Según la vio tomó una piedra y se la tiró. Luego cogió otra y otra...La hija del rey del bien echó a correr y se marchó. Pocos días más tarde volvía a suceder la escena, pero esta vez la chica no comenzó a correr, sino que se detuvo y muy amablemente pregunto: — ¿Por qué me tiras piedras?El niño al ver que ella no corría y que le hablaba con una voz dulce, se detuvo y comenzó a mirarla como un ser extraño. Poco a poco fueron haciéndose amigos y todos los días se acercaban al río para verse y poder hablar y jugar juntos. El corazón del niño iba cambiando día a día.Pasaron los años y el niño había dejado de ser malo. Entonces vio que tenía que enfrentarse a su padre y quitarle el reino para poder hacer que volviese la paz y el amor a su territorio. Una noche, mientras su padre dormía, entró en su habitación y lo ató a la cama. Cuando quiso despertar su padre, se vio atado y sin poder moverse. Luego el chico mandó que lo encerrasen en las mazmorras de su oscuro castillo, para que allí fuese olvidado. Una vez hecho esto, ordenó romper todos los muros, plantó árboles y ordenó que en su nuevo reino, nadie debe hacer el mal a los demás.Los habitantes, con el miedo que tenían al rey, se alegraron de la decisión de su hijo. Poco a poco aquel reino comenzó a cobrar vida, los animales volvieron, los pájaros llenaron el aire con sus cantos y vuelos. Todo comenzó a tener vida. El chico se convirtió en un hermoso príncipe y la chica en una bella princesa. Se casaron y mandaron construir un puente que uniese ambos reinos, de manera que aquellos reinos fuesen sólo uno.Si algún día vas por el mundo y ves un valle verde y hermoso, atravesado por un río que cruza un viejo puente de piedra, recuerda que puede que te encuentres en el reino del bien y entonces debes recordar esta historia en la que el bien vence al mal.
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