El Secreto: Elegir


Tomar decisiones no es sencillo. Y si hablamos de tomar buenas decisiones, la dificultad puede aumentar. Tomar una decisión significa tener la capacidad de elegir entre varias opciones. Tomar la mejor decisión es saber elegir la mejor opción.

El misterio de cómo tomamos decisiones es uno de los más antiguos de la mente. Las decisiones que tomas te definen, pero estoy seguro de que no te has parado a pensar que sucede realmente en tu cabeza cuando decides.

A Platón le gustaba hablar de la toma de decisiones en términos épicos, como una batalla campante entre la razón y la emoción, con victoria aplastante de la primera, por supuesto. Recuerda que hasta hace tan solo unas pocas décadas, toda la literatura y la creencia popular afirmaban que la razón siempre se imponía ante las emociones.

Más allá de las teorías que sitúan la razón como único motor de la toma de decisiones, cualquier tipo de pensamiento requiere sensaciones y sentimientos, pues estos son los te permiten comprender toda la información que no eres capaz de abarcar de manera directa. Sin la emoción, la razón es incapaz.

Confiar en las emociones requiere reflexión constante; la intuición inteligente es el resultado de la práctica reflexiva sobre la propia conducta.

Emoción y razón nunca pueden ir por separado. En todas tus decisiones, ambas partes estarán presentes. Interiorízalo y entiende cuando debes hacer más caso a tu intuición o cuando una decisión merece ser reflexionada desde la razón.

Finalmente las decisiones son los pasos que trazan nuestro camino. Algunas serán más acertadas que otras. Lo más importante es que no actúenos de manera impulsiva. Pero tengamos cuidado con pensar demasiado. Ya hemos visto que esta práctica también te puede perjudicar a la hora de tomar una decisión.

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