Éxito pleno


Hay personas que basan su éxito al compararse con el éxito o el fracaso de otros. Esta comparación solo lleva al espejismo de la ilusión. Ilusión que vivimos por patrones preestablecidos por una sociedad que va en picada. El éxito actual, no siempre conlleva felicidad y paz de espíritu. Si observamos el entorno, son muchos los casos que día a día hace palpable que el basar su éxito, con el éxito de los demás hace en nosotros un diminuto halo de felicidad y paz. Michael Jackson por ejemplo, alcanzó el éxito en su carrera, su vida fuera de este entorno, dijo todo lo contrario, pregunto entonces. ¿Qué debemos hacer para alcanzar el éxito pleno?

Numerosos autores hablan de cómo alcanzar el éxito, otros publican tips o llaves maestras para lograrlo. Pero… si observamos vemos que la realidad es otra, ofrecen tips, llaves maestras, que poco o nunca se practica en su propia vida. Hay quienes logran éxito contundente en su vida laboral, profesional, pero si vamos un poco más allá, su vida familiar, su mundo interior se encuentra en una eterna tormenta o tienen una vida familiar plena pero su entorno laboral y profesional tienen una eterna carencia.

Nos acostumbramos a decir, que “nada es perfecto”, “somos humanos” y como tales debemos aceptar que la vida está plagada de altos y bajos, alegrías y tristezas, triunfos y derrotas. En efecto, desde hace muchos años o siglos, esta receta forma parte de la vida humana. Hemos aceptado como cierto, que estamos en un sube y baja. A diario escuchamos: “hoy puede ser negro “mañana sale el sol” alumbrando nuevas oportunidades para alcanzar el éxito en nuestra vida.

Y esta forma de vivir ¿Es realmente éxito? “Tengo una vida plagada de bienes y fortunas, de amores y relaciones, que hoy están y quizás mañana sea otra cosa” es otra expresión que también escuchamos y lo que es peor, la aceptamos como un hecho inevitable. Otra sería, tenemos la relación perfecta, pero… “Cuando las carencias materiales abundan, el amor se apaga”. Visto así, la dualidad existe. Y con el paso de los años, vivimos naufragando entre dualidades. ¿No es así? 
Otros opinan que “si dentro de ti no existe una paz, que tú mismo hayas creado en tu interior, ninguna relación de pareja te brindará la felicidad que tú mismo no puedas construir”. Otra expresión,  “desde niño mi situación ha sido terrible, mis padres, la escuela, jamás entendieron o prestaron la atención debida”. Como también: “Si yo cambiara” “Si yo hiciera”. Todas estas expresiones, hacen juego al famoso ego que también hace de las suyas. Hasta qué punto es conveniente seguir aceptando este juego dual, (ego-dualidad) paradigmas que abarcan todas las áreas de nuestra vida social, laboral, espiritual, mental  entre otras muchas.

En fin, visto así estamos inmerso en juego dual, entonces ¿Qué es SER pleno?

Hay quienes afirman que es sentir felicidad y alegría en todo momento, para otros, es vivir en constante prosperidad, hay quienes piensan que tiene que ver: con la paz mental, la libertad, iluminación o un buen propósito de vida. ¡Vaya!

Estas argumentaciones son aspectos que no podemos tocar, ni ver, son cualidades imperceptibles pero parecen infinitamente necesarias para alcanzar el éxito pleno. ¡Y son aspectos que se siente! Con ésta apreciación, podemos decir que todas, todas en su conjunto nos llevarían entonces, a SER plenamente exitoso. Será que… ¿Es difícil conjugarlas? Quizás. Pero imposible no creo, pienso que requiere querer y autodescubrirse de forma tal que podamos auto refinar nuestras conciencias. Cultivar las emociones positivas sutiles y surfear las emociones que nos alteran y nos alejan del SER.

Tras todas estas reflexiones. Para ser pleno, es imprescindible sentir satisfacción honesta a través de la propia existencia. Es estar consciente de que cada acción-reacción, genera efectos que pueden robar nuestra luz o crear luz en nosotros. Ahondando un poco, es vivir amando incondicionalmente a nuestro propio SER, disfrutar en plenitud todas las circunstancias de nuestra vida, ¡buenas o malas!, y están allí, para hacernos crecer y avanzar como seres impregnados de luz, que como el arcoíris, gozamos de colores y cada color tiene su propia característica de luz.

Cuando una persona está consciente de sí mismo, de su cuerpo, comportamiento, pensamientos, emociones y sentimientos, alcanza la curación perfecta, que guía al bien-estar, allí en ese estado de conciencia, se es un observador, consciente de cada una de las acciones-reacciones antes de llevarlas a cabo, y de esta manera no ocurrirían accidentes; se está centrado, salvaguardando la relación consigo mismo haciéndola personal y armónica.

Hasta aquí, parece razonable pero… ¿Cómo lograrlo? Si estamos inmersos en un juego dual; por un lado tenemos la dualidad y por el otro el ego que se las trae… ¿Qué hacer?

Se me ocurre lo siguiente: En oportunidades se ha conversado sobre la respiración, como fuente de vida y de equilibrio. Cuando meditamos (acto abstraído para equilibrarse) la respiración, cuando se hace profunda y consciente, permite que la luz de amor entre al corazón. Esta energía es pura y activa el corazón cuando se  inhala y se exhala conscientemente. En ese estado de conciencia, el  SER regresa a nosotros, y ese regreso esa paz instantánea  logra en nosotros el equilibrio con la fuente y con el núcleo de la madre tierra. Eso, es meditar, dejarse llevar por energías que generan serenidad al nuestro espíritu y relajan nuestro cuerpo físico.

Cuando estamos en este estado de conciencia despertamos al Dios-Padre-Madre que residen dentro de nosotros. Activamos el corazón: fuente de sabiduría y poder incalculables, convirtiéndonos en Seres de luz y amor. Luz que remueve y libera cualquier clase de obstrucción, amor que cura y sana viejas heridas de todas las vidas anteriores incluida esta y retornamos a la fuente: SER: chispeando amor, perdón, misericordia y compasión, estas, si son llaves que nos permiten cambiar el contrato, que lleva impreso el ego y la dualidad. Este estado de abstracción o contemplación con nuestra respiración es como el viento que remueve todo a su paso.

Lo cierto es, que el ego y la dualidad existen, sea un contrato impuesto o no, no están allí para retarlos, sino para dejarse fluir en ellos, asumiendo una actitud consciente de que siempre, siempre nuestra misión es retornar a SER: Luz y Amor.

Cuando aprendemos a trasmutar en luz esa dualidad ese ego que nos someten dentro de nosotros mismos. Mantenemos una actitud consciente. Esta actitud, nos permitiría alcanzar la Conciencia Crística que abre el caudal de poder que habita en el corazón. Esto quiere decir, que un corazón correctamente activado tiene el poder de un ejército de Ángeles de Dios. ¡Increíble! Esta es una verdad, tan grande como el Templo de Dios en nosotros. Una verdad oculta que muchos ignoramos y que poco a poco, con esas altas y bajas de la vida hemos aprendido a re-conocer en nosotros.

El amor es un arma de Luz, es una fuente de sabiduría y poder incalculables. Con un corazón activado, sentimos la felicidad y alegría en todo momento, vivimos en una constante prosperidad, alcanzamos la paz mental, la libertad, iluminación y logramos nuestro propósito de vida. Esto si es Éxito Pleno, sin comparaciones. Se siente, se vive, se respira y se irradia. Nos permite, anclar en todo momento luz y amor, sabiduría y verdad en la Madre Tierra. Empleando esta herramienta cualquier emoción negativa se desintegra porque nuestra Actitud ante el Universo es sentir, dar y recibir amor, compasión y comprensión. Y…. en ese instante apreciamos: “La chispa divina que hay en mí reconoce la chispa divina que hay en ti”. ¡Hermoso!
 …MEBA….

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