Ego y Queja



"Renegar es una de las estrategias predilectas del ego para fortalecerse".

Los seres humanos hemos sobrevivido como especie gracias a nuestro cerebro el cual ha sido diseñado para detectar peligros y evaluar riesgos.

Actualmente vivimos en constante alerta, tendemos a ver como amenazas situaciones que no suponen un peligro en realidad, esta forma de ver el mundo hace que nos centremos más en todas las cosas negativas que puedan ocurrir a nuestro alrededor, dando lugar a la queja

Para Eckhart Tolle,  cada queja es una historia inventada por la mente y la creemos ciegamente. No importa si manifestamos nuestras quejas o si las pensamos en silencio. Algunos egos sobreviven fácilmente a base de lamentos únicamente, quizás porque no tienen mucho más con lo cual identificarse. Cuando somos presa de esa clase de ego, nos lamentamos habitualmente en particular de los demás. Sin embargo, es algo que hacemos inconscientemente, lo cual significa que no sabemos lo que hacemos.

Quejarnos sobre algo, nos puede servir para poder desahogarnos sobre alguna situación, ayuda a la expresión emocional e incluso puede hacernos conscientes de aquello que nos está generando malestar para poder resolverlo. Pero más allá de esto, si nuestra forma de quejarnos es tan repetitiva que se convierte en una forma de funcionar, la queja nos servirá solamente para sentirnos peor.

En otras palabras, Aplicar etiquetas mentales negativos a los demás, ya sea en su cara o cuando se habla de ellos, suele ser uno de los componentes de este patrón de la queja. Utilizar adjetivos ultrajantes es la forma más cruda de esos rótulos o etiquetas y de la necesidad del ego de tener la razón y triunfar sabre los demás: utilizando expresiones o palabras como "idiota, perra, imbécil, ignorante entre otras muchas, son pronunciamientos definitivos contra los cuales no hay argumento posible. En el siguiente nivel más bajo en la escala de la inconsciencia, están los gritos y las injurias, y bastante cerca un poco más abajo está la violencia física.

Julian Baggini, filósofo y autor de “La queja”, distingue distintos tipos de quejas:
  • Las quejas erróneas, que carecen de responsabilidad o están mal canalizadas y no alcanzan su objetivo.
  • Las buenas quejas, siempre y cuando estén acompañadas de una acción positiva.
  • E incluso habla de la “queja imposible”, la que se estampa contra el muro de la realidad.
Se puede decir que la queja, es una forma de interactuar que genera tensión entre las personas. Relacionada con palabras de frustración emocional: algo que va mal, lamentarte, acusar, fastidio y puede venir por algún dolor físico crónico o como una forma de amortiguar lo que está viviendo la persona.

En otras palabras, la queja proviene de la frustración que sentimos al ver que nuestras expectativas (lo que esperamos que ocurra, lo que nos hemos imaginado o lo que deseamos) no se han hecho realidad y nos colocan en el rol de víctima. Al quejarnos, descargamos la culpa de una situación, comportamiento o hecho en algo, o en otra persona, utilizando este mecanismo de defensa que nos ayuda a no asumir nuestra responsabilidad ante un escenario que no nos agrada.

Entre las emociones que acompaña la queja también está el resentimiento y esto equivale a sentir amargura, indignación, agravio u ofensa. Resentimos la codicia de la gente, su deshonestidad, su falta de integridad, o que hace, lo que hizo en el pasado, lo que dijo, lo que no hizo, o que debió o no hacer. A éste tipo de actitudes al ego le encanta.

Al ego le encanta quejarse y resentirse no solamente con respecto a otras personas, sino también a las situaciones. Lo mismo que se le hace a una persona se le puede hacer a una situación: convertirla en enemiga. La implicación siempre es: esto no debería estar sucediendo; no quiero estar aquí; no quiero tener que hacer esto; es una injusticia conmigo. Por supuesto el peor enemigo del ego es el momento presente, es decir la vida misma.

No se deben confundir las quejas con el hecho de hacer ver a una persona una deficiencia o un error a fin que que pueda corregirlo. Y abstenerse de quejarse no significa tolerar la mala calidad o la mala conducta. No es cuestión del ego decirle a un mesero que la sopa esta fría y que debe calentarse, siempre y cuando nos atengamos a los hechos, los cuales siempre son neutros.

Renegar es decir "Como se atreve atraerme una sopa fría". Hay allí un "yo al cual le encanta sentirse personalmente ofendido por la sopa fría y que va a sacar el provecho de la situación, un "yo" que disfruta cuando encuentra la falta en el otro. Las quejas a las cuales nos referimos están al servicio del ego, no del cambio. Algunas veces es obvio que el ego realmente no desea cambiar a fin de poder continuar quejándose.

Consecuencias Emocionales de la Queja 

1. Negatividad Prolongada: La queja constante puede alimentar un ciclo de negatividad, donde la atención se centra en lo que está mal en lugar de buscar soluciones o aspectos positivos en una situación.

2. Deterioro de las Relaciones Interpersonales: La queja excesiva puede volverse agotadora para quienes nos rodean, lo que lleva a un distanciamiento en las relaciones personales. Las personas pueden evitar interactuar con aquellos que constantemente emiten quejas, lo que puede generar sentimientos de soledad y aislamiento.

3. Impacto en la Salud Mental: La queja crónica está vinculada a un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental, como ansiedad y depresión. El enfoque constante en lo negativo puede socavar nuestra resiliencia emocional y hacer que sea más difícil manejar el estrés.
4. Percepción Distorsionada de la Realidad: La queja constante puede distorsionar nuestra percepción de la realidad, haciendo que veamos todo a través de un filtro negativo. Esto puede dificultar la apreciación de las cosas buenas que pueden estar presentes en nuestras vidas.
5. La queja nos aleja de nuestros seres queridos. La queja te impide disfrutar de la vida. Si quieres resolver un problema, debes ir a la acción y dejar de quejarte.

La Universidad de Stanford, realizó un estudio acerca del tiempo límite que uno puede tener para las quejas, y consiste en hacer foco en otros temas, empezar a enfocarse en las cosas buenas.

Entre sus conclusiones destaca lo siguiente: “Estar frente a 30 minutos de queja produce: efectos negativos en la química del cerebro, refuerza patrones negativos, interfiere con la resolución de problemas, daña toda actividad social”.

¿Qué hacer?

1. Darse cuenta de que uno está rumiando y de que uno está con una especie de cosa obsesiva que necesita quejarse todo el tiempo. Lo importante, entonces, es tomar conciencia de que hay que modificar estos patrones de pensamiento negativo.
2. Resolver cosas que están al alcance de uno o cosas prácticas, cosas pequeñas. El mejor consejo es ver la forma de centrarse en aquello que puede resolver y encontrar soluciones prácticas para resolver los problemas, dejando de lado la queja.
3. No consumir malas noticias, ya sea tanto en los diarios como en los noticieros. Existen algunas personas que se alimentan de esta información de forma continua como justificación de sus quejas.
4. Pedir ayuda y hacer actividad física. Contar con una red de contención, como pueden ser los amigos o la familia, siempre pueden ser ideales para enfrentar estas situaciones. Sin embargo, en algunas ocasiones, la respuesta está en la ayuda de un profesional de la salud mental. En tanto, realizar actividad física y el estado de ánimo que impulsa permite dejar a un costado algunos pensamientos negativos.
5. Practicar la Gratitud: Cultivar un sentido de gratitud puede ayudarnos a cambiar nuestra perspectiva y enfocarnos en las cosas positivas de la vida, en lugar de solo centrarnos en lo negativo.
6. Buscar Soluciones: En lugar de solo quejarse sobre un problema, es útil buscar activamente soluciones o formas de mejorar la situación.

En conclusión, aunque la queja puede parecer inicialmente una forma inofensiva de expresar insatisfacción, sus consecuencias emocionales pueden ser significativas.

Cuando adoptas estrategias para gestionar la queja de manera saludable, empiezas a cultivar una mentalidad más positiva y mejora tu salud emocional en general.

Trata de atrapar a la voz de tu mente en el momento mismo en que te quejas de algo, y reconócelo por lo que es: la voz del ego, nada más que un patrón mental condicionado, un pensamiento.

Cada vez que tomes nota de esa voz, también te darás cuenta de que tú no eres esa voz, el pensador está en primer plano. Es así como te liberas del ego, de la mente no observada. Tan pronto como tomes conciencia del ego que mora en ti, deja de ser ego para convertirse en un viejo patrón mental condicionado. El ego implica inconsciencia. La conciencia y el ego no pueden coexistir. El viejo patrón o hábito mental puede sobrevivir y reaparecer durante un tiempo porque trae el impulso de miles de años de inconsciencia colectiva, pero cada vez que se le reconoce se debilita.

La vida tiene cosas malas, pero también buenas. Por eso es importante no centrarnos solamente en las malas. Por ejemplo, existen 6 aspectos que pueden impulsar la felicidad, como son: ser agradecido con las otras personas; aprender a perdonarse y perdonar a los demás; reconocer la relación que tenemos y los pensamientos con nuestra calidad de vida; tener una red social (gente alrededor en la que podamos confiar y viceversa); ser ordenados, porque una persona ordenada, gana tiempo y eficiencia; y plantearte pequeños objetivos e ir cumpliéndolos.

Lo cierto es que quejarse mucho nos quita energía, nos desgasta y nos cansa porque nos lleva a quedarnos en el mismo círculo vicioso sin esperanza de poder salir de él. Nos lleva a un estado emocional de tristeza y molestia que nos desincentiva a pasar a la acción.



https://youtu.be/fv69hDGsD78?si=REA1pnutdh03LPfd


https://youtu.be/5ZeVrAsHdmA?si=Qw0m_d-oMLr0KhL9


“Nunca debe el hombre quejarse de los tiempos en que vive, pues no le servirá de nada. En cambio, en su poder está en mejorarlos”, Thomas Carlyle

"Quienes viven instalados en la queja no son ajenos a la amargura. Si aspiramos a romper la influencia negativa de esta adicción, tenemos que comenzar por abrir el campo de visión y sumar en perspectiva. Ante cualquier contratiempo, podemos optar por buscar culpables y caer en la trampa de la discusión"

"Pero también podemos tomarnos el espacio necesario para transformar la queja, la crítica y el juicio en una propuesta constructiva. Tal vez no podamos cambiar nuestras circunstancias, pero sí podemos cambiar nuestra manera de interpretarlas. Para lograrlo, tenemos que romper el patrón negativo de pensamiento que nos lleva a operar desde nuestras carencias. Y el primer paso para conseguirlo es aprender a valorar todo aquello que damos por sentado".

“El secreto de la felicidad está en aprender a valorar lo que tenemos y dejar de lamentarnos por lo que perdimos”, Anónimo


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