Las emociones son señales que ayudan a prepararnos para responder a diferentes situaciones de nuestra vida. A través de la rabia podemos saber que alguien ha traspasado nuestros límites, el dolor nos indica una pena o herida profunda, el miedo indica nuestra necesidad de seguridad, el placer ayuda a darnos cuenta de que nuestras necesidades están satisfechas en ese momento, la tristeza nos pone de manifiesto lo perdido, la frustración expresa que tenemos necesidades no atendidas, la confusión indica que estamos procesando información contradictoria para nosotros mismos. Es decir, cada emoción tiene su propio mensaje y su intensidad, que nos permite desde una perspectiva positiva avanzar hacia el autoconocimiento.
Algunas emociones intensas surgen del recuerdo o son o fueron generadas por aquellas experiencias/vivencias que dejaron huellas o heridas profundas y por cosas de la vida siguen abiertas y muy sensibles.
Los especialistas explican que son como “lesiones psíquicas, como fragmentos sueltos y mal curados que impiden llevar una existencia plena e incluso afrontar los pequeños problemas del día a día con mayor soltura y resistencia”. Sus signos suelen evidenciarse, en estados ansiosos, pensamientos obsesivos, arranques de ira, rabia, vulnerabilidad hacia determinados trastornos, problemas de sueño, actitud defensiva.
Cuando se habla de sanación emocional, no se trata de pelear con la emoción, ni mucho menos negarla. Se trata de comprenderla, de cómo y por qué surge o por qué permitimos que se exteriorice en este presente, de forma tan incontrolada e hiriente.
Aceptar nuestras heridas sería el primer paso para tomar conciencia de sus razones. No es sencillo lidiar con un pasado atormentado. Es cierto que no podemos cambiar el pasado, sin embargo podemos cambiar la visión que tenemos de esos hechos, podemos lograr que dejen de causarnos daño y, sobre todo, podemos impedir que se conviertan en un obstáculo en el disfrute pleno de nuestro aquí y ahora.
Cuando tomamos conciencia de esas emociones/sentimientos/ vivencias que mantienen abierta heridas del pasado, es cuando iniciamos una profunda e increíble sanación, así como nuestro cuerpo cicatriza las heridas para que no nos duela, tomar conciencia y aceptarlas, nos permite cicatrizar y “reprocesar” ese dolor emocional.
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Es importante comprender que nada tiene que deshacerse o arreglarse, ya que nuestra verdadera naturaleza es completa y perfecta. La tolerancia ante hechos y vivencias que no podemos cambiar es lo único que necesitamos para iniciar una curación consciente y madura.
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Lo importante es permitirnos, ver y sentir esa emoción oscura y sombría, tal como es y luego aceptarla; ese reconocimiento interno y sincero abre la puerta a nuevos patrones subconscientes y aspectos ocultos que nos permitirán sanar, perdonar y liberar esa mochila emocional del peso de un pasado que no se puede modificar.
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Integrando estos aspectos en nuestra experiencia consciente y presente de quién somos y qué somos, nos conecta con nuestro verdadero poder y magia.
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Pues en nuestro mundo interior existe un caudal incalculable de sabiduría y conocimiento innato que entre sus innumerables funciones está: la autosanación.
Decidir aceptarlo es decisión propia, permitir reconocerlo es redescubrir y reencontrarnos con ese poder innato. Es volvernos completamente fundamentados en nuestra propia divinidad y amor. Formando parte integral del Universo: Dios en nosotros.
Hoy le pido a Dios que florezca nuestro amor propio, centrado en la aceptación, el respeto, el valor, los pensamientos positivos y consideraciones que tenemos hacia nosotros y al mundo entero.
Gracias amado niño interior, gracias amado joven y adulto, los acepto, me reconozco en cada uno de ustedes; confíen no están solos me tienen a mí, vamos a cocrear juntos una relación sana, amorosa y productiva. Los cambios que tengamos que hacer lo haremos de manera razonable y sana. Somos seres extraordinarios, valiosos, importantes, estaré con ustedes para siempre, los amo profundamente y los valoro. Hoy juntos liberamos todo aquello que nos perturba, soltamos el pasado y nos permitimos estar en este presente con todo lo que es y nos hace sentir bien. Todos somos uno: Estoy donde estoy y estoy bien, por lo que soy, por lo que tengo y por donde estoy. Gracias!
(Tomado de Instagram SilviaIrene)
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