Se enseña y se aprende a ser feliz


Debemos considerar hoy día y de manera definitiva que no es para las aulas que se educa al individuo, sino para la vida misma. Todos los conocimientos que se brinden, los hábitos y actitudes que se favorezcan a través del proceso educativo, los valores que se ayuden a clarificar en el alumno, no pueden quedar limitados a su paso por las instalaciones escolares, sino que deben ser para que los aplique en su vida diaria. Se trata de favorecer una forma de pensar, sino que sobre todo se pretende que adquiera una forma de vivir de acuerdo a los más altos ideales.

Pues para lograr una verdadera educación integral debe comprender necesariamente la suma total de la naturaleza humana. Pero ésta debe interpretarse de manera cabal la naturaleza del ser humano, como un ser complejo, integro y compuesto de cuerpo, alma y mente, en unión sustancial y dotado de potencias y capacidades. Partiendo desde que nace hasta que muere que todo se aprende y se desarrolla, si así lo queremos.

En este sentido, el Papa Pío XII, dijo lo siguiente: "lo que caracteriza la verdadera educación, es el mirar constantemente a la formación total del niño y del adolescente para hacer de él un hombre, un ciudadano, un católico equilibrado y completo más bien que un pretencioso erudito atiborrado de conocimientos enciclopédicos dispares y desordenados, desarrollar según una sabia pedagogía la cultura intelectual; utilizar la salud, el vigor del cuerpo y la agilidad de los miembros, logrados con la educación física, en provecho de la vivacidad del espíritu; afinar, por medio de una acertada unión de los sentidos y de la inteligencia en la formación artística, todas las facultades, para dar a su ejercicio la gracia y la amabilidad, y, por consiguiente una eficacia mayor, más extensa y mejor recibida. Todo esto es muy bello y muy bueno; pero no tendría valor eterno ni una plenitud satisfactoria, si la cultura religiosa no viniera, con su amplitud y grandeza, a dar su unidad y su verdadero valor a toda la educación"

Debemos entonces buscar, crear, reinventar los caminos hacia esa verdadera educación integral que no sea sólo para la vida, una educación que nos enseñe a vivir con dignidad, que nos enseñe a amar, que nos enseñe a aceptarnos. Pues como dije antes todo se aprende, si así se quiere. Una educación que nos enseñe a aceptarnos y a reconocernos como nuestro mayor tesoro, esto nos dará paso a la verdadera convivencia con nuestros semejantes, y nos permitirá ver el camino hacia la felicidad. Debemos enseñar a ser felices, debemos todos a aprender a ser felices…

Porque si amamos, si nos amamos seremos felices y aprenderemos del amor. Si odiamos, sufriremos y tendremos que aprender del sufrimiento. No ames porque te lo digan. Ama porque desees amar, porque quieras amar, aunque no te apetezca.

Existe otro elemento importante para el buen vivir y convivir con alegría y es la sonrisa, ésta señores también se educa, se aprende. Es evidente que a muchas personas les costará más que a otras sonreír, pero no por ello debemos dejar que nuestros hijos no sonrían porque "son así". o porque nosotros los adultos somos así. Si nuestro niño es egoísta, procuramos como padres que sea más generoso; si en cambio es serio, debemos animarle a que sonría más. Enseñemos a nuestros hijos a ser felices, aprendamos nosotros a serlo. Pues, la sonrisa también debe forma parte de la educación en los buenos modales: debemos sonreír al portero, al dar las gracias o al pedir un favor. Hay miles de situaciones cotidianas que debemos enseñarles a nuestros hijos sonriendo nosotros.

Como dicen muchos especialistas la felicidad es una actitud constante, que no depende del estado de ánimo. Es aprender a ser felices con las circunstancias que nos tocan. Recordemos que la cara es el espejo del alma: la sonrisa es fiel reflejo de nuestra sensación de felicidad. A veces dejamos que el pesimismo nos condicione y es porque no nos hemos entrenado lo suficiente en el arte de ser felices con las dificultades. La felicidad no es un "estado" sino un "recorrido"."Aprender a ser felices exige curiosidad, introspección y conocimiento tal y como lo plantea el propio Rojas Marcos. Prof. Psiquiatría N.Y. University

Por eso mis amigos para mí la palabra “Vivir”, está escrita con mayúsculas, dado que lo que en realidad propongo es aprender a Vivir en Plenitud y no sólo imitarse a sobrevivir o perdurar en el tiempo. Porque como dice una canción “Vivir, no es lo mismo que honrar la vida”. Se trata de valorarla, de saberla aprovechar como una maravillosa oportunidad, como un tesoro que, no por casualidad, sino para algo concreto y preciso que es nuestra obligación descubrir, y que alguien maravillosos puso en nuestras manos.

De la misma manera les digo que mucha gente cree que sabe Amar, pero en realidad, sólo ama, con minúsculas. Porque no ha descubierto lo más maravilloso e incluso el sentido de la vida misma, que es sin dudas, aprender a Amar y a llegar, si es posible, al Amor Incondicional e idealmente, al Amor Universal. Hacia nosotros mismo, y luego hacia los demás… Por eso para mi: SER FELIZ NO ES UN DERECHO, ES UN DEBER CONSCIENTE!!!!!!. Y para ello debemos aprender a Vivir, aprender a Amar y aprender a Sonreír

Una persona feliz, que Ama y sonríe no llega a ser ni a realizar acciones que maltraten y perjudiquen a otros, su amor hacia sí mismo y hacia los demás lo convierte en un verdadero ser humano pleno e integralmente digno consciente de su mayor tesoro…

MEBA

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