Quizás lo que te hizo excederte fue el síndrome de abandono. Quizás fue el miedo, la falta de amor, la desvalorización, la desprotección.
Quizás fue el mal manejo de las emociones y sentimientos que se agudizaron hasta convertirse en impulsos inconscientes que se manifestaron en hábitos alimenticios deficientes, en exceso de drogas, de alcohol; vicios atentan con tu salud física, mental, emocional o social.
Sabías que la finalidad de las experiencias dolorosas no es perdurar en el tiempo sino enseñarte su lección para luego disolverse... Sabes, cuando los excesos se hacen repetitivos y continuos con el tiempo, el sistema de drenaje emocional comienza a averiarse por tratar de deshacerse de esos pensamientos y sentimientos que aturden y afectan por medio de un exceso que te dice:
- “Si no puedo procesar mi tristeza, mi rabia, mi dolor quizá me la pueda comer, beber o fumar; si no puedo procesar mi ira, mí resentimiento quizá pueda engullirla, beberla o fumarla”.
Por dar un ejemplo, pues hay otros excesos que son aparentemente insignificantes pero que si se intensifican son tan malos como los ya nombrados.
¿Sabías que ese exceso es una carencia que puede desaparecer?
Desaparece, cuando reconoces a tu niño interior, ese niño que vive en ti, en tu cuerpo de adulto, ese niño que ahogas con exceso de alcohol o de droga. Y pensar... que ese niño, tan sólo busca ser reconocido y protegido por ti, que ya eres un adulto.
Sabías además que ese exceso que es carencia, desaparece cuando aceptas que el miedo o cualquier emoción negativa que aturde, duele y hiere, pertenece al pasado y que sólo fue una circunstancia, que hoy no te define.
Desaparece cuando decides autoreconocerte, cuando aceptas que eres mucho más de lo haces ver y eres mucho más de lo que las circunstancias te hacen ver, con este reconocimiento decides estar a salvo y libre.
Ese niño interno una vez que es aceptado, reconocido y amado por sí mismo deja de crecer en forma de grasa corporal... de ahogarse en el alcohol o de intoxicarse con droga.
Quiero que sepas que todos los vicios, todos los excesos son en el fondo, una expresión física, emocional y mental de tú necesidad de poner distancia con los demás; el exceso es un muro que levantas para protegerte, es una barrera que tú misma(o) has creado.
Te propongo que derribes los ladrillos de ese muro, para así darle paz y libertad emocional a tu niño interior... Esos ladrillos hoy ya no te sirven, esos ladrillos que tienen nombre y se llaman: vergüenza, rabia, miedo, rencor, injusticia, desprotección, separación, agotamiento, estrés, complejo de inferioridad, cuando decidas sanar y eliminarlo conscientemente de tu mente de tu corazón liberarás también ese exceso en tu cuerpo...
Perdona, perdónate, Suelta y libera! Gracias me amo y me apruebo. Soy mucho más de lo que hago ver. Soy mucho más de lo que me hacen ver. Soy mi mayor tesoro
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