Aquel parque

Desde lo alto de la colina, divisaba aquel parque, y mientras lo veía mis pensamientos comenzaron a volar, inicialmente me dije: Que tiempos aquellos, cuando se es niño.

Hoy daría, volver a serlo. De pequeña soñaba con tantas cosas. En ese momento me dejé llevar por el flujo del parque, la corredera de los niños, iban de un juego a otro.

Desde la colina, traté de entender cada juego, Percatándome del inmenso aprendizaje que posee cada uno. Entre correr y correr, se cae un niño, de inmediato otros se lanzan para ayudarlo, ¡Vaya! Desde nuestra infancia comenzamos a valorar que lo dulce y amargo forma parte de la belleza de la vida, al caernos alguien siempre nos alienta y consuela. Experiencia que se repiten a cada instante, y gracias a cada una de ellas retornamos para volver a SER.

En otro punto del parque, observo a los niños como fluyen despreocupados en el sube y baja, otros se divierten en el columpio y muchos de ellos disfrutan la rueda. Cada juego regala un hermoso mensaje. Los juegos divierten, alegran, esa alegría que despierta es el impulso, el motor, que nos levanta cada mañana, Con el paso del tiempo, su recuerdo ancestral nos brinda la fuerza magnética que da vida a nuestra vida. 

Si analizamos el sube y baja, éste nos enseña a compartir experiencias. Unas buenas otras no tanto. Si estamos arriba, la sensación es poder, gracias a quien nos impulsó desde abajo, cuando estamos abajo, anhelamos estar en la cima, pero hey!! No olvidemos que este juego de subir y bajar, aunque parezca tonto e insípido, invita a no perder la sensibilidad en los momentos en que estamos arriba o estamos abajo, en esa cima quizás tienes todo y se está en control absoluto de todo lo que ocurre en el universo, y es precisamente cuando más humanidad, más humildad se debe desarrollar, pues estamos en un constante sube y baja y en algún momento estaremos abajo ¿No crees? Si estamos abajo, y decidimos llegar a la cima del mundo, y allí en lo más alto, debemos recordar siempre de dónde venimos. En ese subir y bajar compartimos experiencias, alegrías y tristezas, triunfos y fracasos, lo dulce y amargo, por eso:

  • Vive maravillado.
  • Vive en el asombro.
  • Despliega tus alas.
  • Despliega todo tu potencial.
  • Mantente enfocado, humilde y sencillo

Lo bueno de este Sube y Baja; son dos cosas: 

1- Te permite conocer a las personas a tu alrededor, en especial aquellos verdaderos amigos, esos que aparecen cuando estas abajo, por lo tanto, te permiten valorarlos aún más que antes.

2- Recuerda que, aunque estés abajo, en algún momento subirás otra vez arriba, porque así funciona el sube y baja de la vida, solo que cuando estés arriba no te olvides de compartir con aquellos a quienes realmente amas y te aman, con aquellos verdaderos amigos que no te abandonaron cuando estabas abajo y sobre todo, aprovecha lo que puedas cuando estés arriba para ayudar a otros menos afortunados que tú y que quizás, están abajo: por su propio sube y baja. Si amas sólo a quienes te ama ¿Qué mérito tiene?


El Columpio
aparte de ser un juego maravilloso que, permite conocernos en tres etapas características de la vida, presente, pasado y futuro. Cuyo ritmo, fuerza y equilibrio depende de nosotros mismos. Es un juego individual, que invita a crecer y por supuesto a evolucionar, tiene el privilegio de darnos la oportunidad de volver la vista hacia atrás, para aprender y seguir, reconocer y aceptar cada faceta, mantener el equilibrio entre lo bueno y lo malo, a reconocer nuestras acciones, y perspectiva de vida. 
Aquella que nos impulsa a ser mejores o peores, a permanecer estáticos e inmóviles esperando a ser impulsados por otros, lo valioso del columpio, es que éste nos impulsa desde abajo o mucho más atrás a lograr metas y sueños. Es el juego de las decisiones individuales. Esas, que nos pueden hacer tan humanos como miserables.

La rueda: es el juego de las oportunidades iguales para todos, con los mismos espacios y tiempos, decidir montarnos es decisión propia, si quieres disfrutarla debes girarla en beneficio de todos porque allí todos somos uno. 

El tobogán nos invita a saltar al vacío con el coraje, valor, energía y decisión para lograr metas, cambios o desafíos, que son alternativas de cambios, que nos inducen a subir para luego lanzarnos a un vacío de oportunidades con una sola herramienta la fe, que es la certeza de que todo va a estar bien. Superando las adversidades, siendo creativos, con fe, esperanza, y Amor.

Quizás pueda que falles, te equivoques, cometas múltiples errores, excesos o peor aún, te contradigas a ti mismo, entiende, si no lo hicieras no pertenecieras a la raza humana, lo importante en todo esto, es aprender a jugar de todo y con ello ser mejor persona y entender que, aunque estemos abajo en algún momento nos tocara volver a subir.

Jugar es mover energía, para resolver nuestras vidas, problemas, convertir el miedo en amor, mezclar el cielo y la tierra. Nuestro propósito individual, es sacar suficiente miedo, negatividad y polaridad, de manera que podamos hacer espacio para el amor en todo lo que hacemos. A medida que soltamos nuestros cordones que, nos atan a conexiones traumáticas, permitimos que más luz brille dentro de nosotros. Esto nos lleva a nuevos niveles de ser y a nuevas alturas de propósito.

Nuestro mayor propósito debería ser, estar centrados y arraigados, llenos de luz y recordándonos sin esfuerzo a nosotros mismos nuestra conexión maravillosa con el todo, completos en cuerpo, mente, emociones y espíritu de manera que podamos ser la encarnación viva de quienes somos, seres espirituales, divinos disfrutando del juego de la vida. Es hora de permitir, de permitirte que brille el sol escondido en tu interior.

El laberinto: la realidad misma parece un laberinto de situaciones que a veces son desagradables, y nos lleva a vivir en un contexto que no nos gusta, y nos ahogamos desesperándonos sin poder ver la salida, las decisiones de por qué estas allí, las tomaste tú, nadie te obligó a vivir lo que escogiste. Pero, tienes opciones, seguir anclado o puedes tomar la decisión de cambiarlo. No esperes alguna tragedia, para sensibilizar tu deseo de hacer algo mejor; no dejes de creer en ti, para crear un mundo de paz, luz, justicia y amor.

En tus momentos de agobio y estrés recuerda aquel parque donde jugabas: No pierdas la fuerza de la alegría por ese estrés innecesario; el estrés no es nada más que una falta de adaptación, una falta de elasticidad y relativización. Aprende a divertirte cada día, en el trabajo o en lo doméstico, en el interior de tu ser, o en el exterior y social. Pon humor en cada uno de tus pensamientos y tus actos; comprobarás que tu corazón lo agradecerá. La alegría debilita los nudos y acaba deshaciendo la rigidez. Recupera el recuerdo de la alegría de tu niñez ¡actualízalo! Y consigue que no sea solo un recuerdo.

...Meba...

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